POR JESÚS GUODEMAR ( @GUODEMAR )
Durante años fue mi película preferida. Una ingeniosa comedia rodada en 1993 con un claro trasfondo de crítica social mordaz sobre la división entre ricos y pobres.
Todo esto unido a una idea simple y sencilla:
Cualquier persona en la Tierra puede estar conectada a cualquier otra a través de una cadena de conocidos que no tiene más de cinco intermediarios.
En la película, un genial Will Smith interpreta el papel de un joven en apuros que pide ayuda desesperada a una pareja de burgueses con la excusa de ser íntimo amigo de sus hijos. Esa noche representará para ellos un cambio radical en la manera de entender la vida y las relaciones familiares y sociales.
Sin duda, la mejor escena de la película es el momento en el que el protagonista explica parte de su trabajo de tesis, un análisis del libro El guardián entre el centeno de de J. D. Salinger.
El protagonista es al tiempo sujeto y predicado de su vida e historia.
Con los años, se ha demostrado que ya son menos de seis, los grados que nos separan de cualquier otra persona. Las redes sociales, la inmediatez de las comunicaciones y los dispositivos móviles nos permiten acortar estos grados prácticamente a la mitad.
Y esta es, principalmente, la gran ventaja de vivir conectados siempre a una realidad virtual paralela. Dejando de lado el componente social o lúdico de las redes sociales, estas plataformas nos permiten compartir pensamientos, ideas, trabajos y conocer nuevas personas. Acortar personal o profesionalmente la distancia que existe entre nuestra idea o negocio y la persona que puede permitir una colaboración efectiva. Las redes son el gran altavoz, que bien dirigidas, pueden conseguir nuestro éxito laboral.
Es por ello que es fundamental saber comunicar bien las ideas: diseño, imagen, texto, video, SEO… son conceptos que actualmente resultan determinantes para conectar con otras personas y con otros negocios. En este punto en concreto es donde castillosdearena participa y apoya a sus clientes. Mostrando el camino, ayudando y acompañando durante todo el recorrido de una comunicación eficaz.
Volviendo a nuestra película. Hoy, si la volvemos a ver, seguro que todos nos preguntamos por qué este desconocido invitado no tiene una foto en el muro del Facebook de sus hijos, o por qué los padres no les llaman inmediatamente al móvil o les mandan una foto por WhatsApp. La respuesta es bien sencilla: simplemente porque no existían.
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