POR OLALLA CASTRO ( @LAOLASHEE )
Normalmente los libros son algo serio salvo que sean para niños, así que Blackie ya deja claro desde el principio que no estás ante un «normalmente». Y sí, se refieren a un perro, pero eso es lo de menos, porque lo que les diferencia no se queda ahí sino que se va llenando de contenido a medida que repasas su catálogo. Esto me parece delicioso: que a estas alturas una marca consiga diferenciarse a través de su producto y no a través de su apariencia, es admirable.
Detrás de los libros de Blackie hay una manera de entender «lo intelectual» que te reta como lector adulto y activo. Se aleja de la corriente buenrollista y toca las puertas del sarcasmo o la rareza. Y te diviertes.
Aquí me voy a venir arriba y a conectar estas características objetivas del producto con un estilo de vida subjetivo. Se puede hacer. Y por eso el ejercicio es tan interesante.
Cuando hablamos del estilo de vida que inspira una marca, a la cabeza nos vienen coches, moda, revistas o alcohol. Pero, ¿realmente esos productos conllevan una asociación o han de pasar por el filtro de la comunicación para que inspiren esos «mundos»? Haced el ejercicio y veréis que pocos, por si mismos, llevan directamente del punto A al B.
Ahora leed sobre el siguiente título de la editorial Blackie Books y veréis cómo habla por sí solo:
Cuaderno Blackie Books (autor: Comité Blackie Books) «El primer cuaderno de actividades para adultos. Ejercicios, pasatiempos y otros quehaceres para la reforestación cultural de nuestro país».
Objetivamente, este libro es diferente.
Os dejo ahora algunos fragmentos (entrevistas, su web) que refuerzan esto, todavía desde la objetividad:
«La estructura actual está hecha para favorecer el impacto, el libro que funciona enseguida (…) En muchas editoriales, los libros lentos son mal vistos y por ello sustituidos. Nos desmarcamos de eso. Nuestros libros son lentos, y muchos libreros han aprendido a respetar nuestros tiempos. Son tan lentos nuestros libros, de hecho, que algunos se han colocado en el top de ventas un año después, por el puro boca-oreja. Son lentos porque no conciben que, por causas ajenas a su contenido, puedan caducar. Son tan lentos que tienden a la inmortalidad.
No sabríamos explicarles hacia dónde va nuestro catálogo ni cuáles son los criterios que seguimos, pero estamos convencidos de que, de algún modo, y sin saber por qué, lo entenderán ustedes solos. Confiamos ciegamente en eso. Digamos que nuestra colección se explica por sí misma, a través de cada libro.
Hay una anécdota divertida con respecto a ese libro: cuando habíamos distribuido 3.000 ejemplares nos dimos cuenta de que no tenía pagina 69, sino dos páginas 68. Tuvimos que retirar todos los que había a la venta, y, aunque ofrecimos la posibilidad, mucha gente no quiso cambiarlo.»
Yo creo que ya es suficiente para palpar el estilo de vida que deriva de un adn como éste.
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